De entrada, no estoy de acuerdo. No creo que haya formas de argumentar -con retórica todo se vale- para que pueda favorecer la pena de muerte. En este instante, en este tiempo vivo una clara conciencia del valor de la vida y sé que puedo algún día abandonar valores que considere preciosos pero ahora, ahora mismo, el terminar con la vida de un condenado no es la solución.
Mucho he escuchado sobre por qué se debe eliminar este castigo ya que al final, y por estadísticas, confluyen un marcado grupo democráfico en la lista de sentenciados a lo largo de la historia reciente. Es impensable reconocer tan solo un inocente que haya sido asesinado bajo esta pena. Holocausto verdadero a mi modo de pensar.
Tal vez, el ser humano todavía no puede abandonar su marcada naturaleza agresiva de supervivencia.