No me gusta que me fuercen a vivir como santo o que me digan lo que me es bueno o malo. No me gusta el estilo paternalista en cualquier entorno que viva. Menos el que soslaya mi libertad.
El viaje de un vicepresidente
Hace 9 horas
Cuando la balanza de la verdad tambalea, dejo al lector que ponga el peso adecuado en un extremo para estabilizarla.
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