lunes, 28 de septiembre de 2009

Ecuador e Irán

Ecuador se enoja que su estado hermano y vecino tenga bases extranjeras las cuales, sumado a las voces de Chávez y compañía, dícense son para fines militares. Ecuador no se enoja que su socio país Irán haya realizado lanzamientos de misiles nucleares de largo alcance (que lleguen hasta Israel). La comunidad internacional sin embargo ya tilda este acto como generador de poca confianza.

Ecuador, o más bien dicho, el Sr. Correa invita a su posesión como presidente a su colega (no en dictadura) y par de Irán. Ecuador, ¿por qué no invita a quien ahora fuese el presidente a las bravas de Honduras (digo, si ambos son dictadores)?
Por supuesto, estoy abusando de una lectura un poco infantil de los hechos pero en formas simples, mi sentir es de molestia por estas incongruencias que hace de este gobierno una hipocresía. Si Irán es un país de avanzada armamentista con cero garantías para los derechos humanos y con sobradas excusas para hacer del mismo el último de los aliados estratégicos, ¿por qué este gobierno no cambia su postura y lo trata de amigo? ¿Por qué el chivo expiatorio y la cortina de humo (para distraer de males internos) es Colombia?

¿Irán en qué ha beneficiado a Ecuador? ¿Y esos vejestorios de aviones militares que enviará Venezuela servirá en algo para un país que vive desempleo e inseguridad? Irán es conocido como amenaza a la seguridad mundial (no excluyo aquí a los demás países que también siguen una carrera armamentista).

Si era de abrir una oficina comercial en el medio oriente, ¿por qué no se escogió países islámicos pacíficos e incluso con más sentido y experiencia proba en el manejo del comercio tales como los Emiratos Árabes Unidos? En mi cabeza no se me ocurriría abrir una oficina comercial de mi empresa en las invasiones que se dan en las afueras de mi ciudad. Creo que ni un idiota tampoco lo haría, ¿o sí?

Mal hacemos en este país los ecuatorianos al quedarnos cruzados de brazos sin que se pare el carro a este señor. Nos estamos yendo al abismo y ¿quién lo detendrá a Mr. Correa? No el Chapulín Colorado.

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